Ya de recién nacida sus ojitos inquietos recorrían la habitación del hospital con la viveza y la luminosidad del mar en calma... Desde entonces, esos ojos, esa mirada azul celeste, nos tiene a todos cautivados y con la baba caida. Querida Irene, que Dios te bendiga a tí y a tus papás. Os queremos mucho.
Ya de recién nacida sus ojitos inquietos recorrían la habitación del hospital con la viveza y la luminosidad del mar en calma... Desde entonces, esos ojos, esa mirada azul celeste, nos tiene a todos cautivados y con la baba caida.
ResponderEliminarQuerida Irene, que Dios te bendiga a tí y a tus papás. Os queremos mucho.